Un lugar que es casi un zoológico en miniatura. Allí pueden encontrarse hongos, virus, bacterias, ácaros y un sinfín de enemigos más. ¿Cómo defenderse de ellos? Ante todo, tomando conciencia de que existen.
Estudie Higiene y Seguridad Laboral
Probablemente usted pase gran parte del día en una oficina, su lugar de trabajo. Quizá la encuentre cómoda, adecuada y hasta elegante, pero lo más común es que allí se vea presa de un malestar generalizado, una extraña mezcla de nerviosismo, cansancio, sensación de ahogo y encierro. Se le irritan los ojos, o tal vez sufre accesos de estornudos, resfríos persistentes y otras molestias. Esa oficina, aunque sea ultramoderna, es un ámbito sumamente agresivo para la salud, la oficina está enferma – casi todas lo están- y usted es una víctima de esa enfermedad.
El vertiginoso desarrollo de la civilización trae aparejada la aparición de nuevas patologías, y todos esos síntomas que mencionamos anteriormente no tienen que ver con el trabajo en sí, sino con el lugar donde se trabaja y con deficientes condiciones del mismo. Ante eso, el cuerpo responde con una suerte de alergia a la oficina, que no es otra cosa que el Síndrome del Edificio Enfermo, denominación con que la Organización Mundial de la Salud denomina a ese cúmulo de molestias y enfermedades. Para corregir estos ambientes esta la disciplina de la higiene laboral
RAZONES PARA UN MALESTAR
Las causas tienen que ver con la mala ventilación, la masiva presencia de hongos, bacterias, virus y esporas, descompensaciones de las temperaturas, vapores, gases y productos químicos contaminantes, ruidos molestos, iluminación inadecuada, cargas electromagnéticas, humo, y varios factores más, que conforman la polución de oficina y el consiguiente mal de oficina, una enfermedad real y con síntomas reales. Curiosamente, cuando se dan estos factores el enfermo es el edificio y no el trabajador que lo habita, por lo que el tratamiento debe centrarse, mas que nada, en el inmueble. Es muy común que todos los trastornos desaparezcan cuando el individuo abandona la oficina, lo que es una prueba contundente de esta teoría. Para corregir estos ambientes se aplica la higiene laboral
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Cualquier edificio puede convertirse en un peligro, y para ello deben darse una combinación de causas, aunque las modernas estructuras son más proclives a enfermar y contagiar a sus moradores. Los motivos son los materiales sintéticos, los equipos electrónicos y eléctricos y principalmente, el hecho de que la mayoría sean espacios herméticamente cerrados. Mientras usted trabaja, a su alrededor pululan varios agentes peligrosos, a veces invisibles y silenciosos: humo de tabaco, Virus, bacterias, hongos, polvo, emanaciones de pegamentos y aerosoles.
Uno de los factores de riesgo más importantes es el mal estado del aire, del que los acondicionadores inadecuadamente utilizados son los responsables (hay que destacar que según la mayor parte de las investigaciones, quienes no deben soportar el aire acondicionado tal vez se mueran de calor en verano, pero se salvan de sufrir muchas molestias). Veamos por qué. Las tuberías son un criadero de microorganismos, ya que al estar apagados y a temperatura constante, con condiciones estables de oscuridad y humedad, los diminutos monstruos se encuentran en el paraíso. Cuando el sistema se pone en funcionamiento, la invasión es total.
Toda la oficina se convierte en tierra tomada, y sus ocupantes respiran esporas, ¿El resultado? Vaya anotando: inflamación en las mucosas, infecciones en las vías respiratorias, conjuntivitis, ahogo y descompensaciones, dada la sequedad del aire. Pero también hay peligros mayores, que tienen que ver con la diseminación de productos más peligrosos y que forman parte de la misma estructura del edificio, como las fibras de amianto, la lana de vidrio y la roca, que desprende polvillo. Un dato para asustarse: el amianto es una sustancia potencialmente cancerígena. Se lo suele encontrar en los paneles divisorios de algunas oficinas.
Una de los microorganismos esparcidos en el ambiente laboral es la legionela, que provoca un cuadro similar al estado gripal, para desembocar luego en una enfermedad más grave, con trastornos neurológicos, renales y hepáticos. El humo del cigarrillo también viaja con el aire acondicionado, por lo que en la oficina, créase o no, todos fuman. El paliativo para este problema consiste en una periódica limpieza de los filtros y controles de las condiciones atmosféricas -grado de humedad, temperatura y renovación del aire acondicionado que circula, como también el análisis de gases nocivos o microorganismos en las tuberías.
Es muy común la presencia de formaldehído en el ámbito de la oficina. Esta sustancia está presente en la pintura, los desinfectantes, la tapicería, los revestimientos, aglomerados y materiales sintéticos en general. Los efectos que causa no son agradables: alergias, dolores de cabeza, náuseas y hasta vómitos. Lo ideal para evitar esta sustancia, seria que los revestimientos fueran cerámicos o revestidos en madera, ya que estos elementos no emanan gases y no son proclives a la acumulación de polvo, moho y microorganismos varios; y además son más fáciles de higienizar. Existen, también, productos de limpieza libres de aldehídos y emanaciones, cuya utilización reduciría en mucho una serie de trastornos que los limpiadores tóxicos provocan. Lo visto hasta aquí alcanza y sobra para que cuando pise la oficina lo haga con un justificado temor, casi como si entrar a un campo de batalla con todo un pelotón de francotiradores apuntando a su salud. Pero esto no es todo.
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LA TECNOLOGIA CONTAMINA
Una compañera casi constante del oficinista es la fotocopiadora, que aparte de ser una útil herramienta de trabajo es un agente bastante pernicioso para la salud. Al funcionar, muchas de estas máquinas emiten ozono, lo que provoca dolores de cabeza, fatiga y vértigo, y también es fuente de una serie de gases tóxicos que son inhalados por quien se encuentra operándola o cerca de ella. Lo ideal es tener este aparato en un lugar aislado, lejos del lugar habitual de trabajo. Cuanto más apartada esté, mejor. Todo el equipamiento eléctrico y electrónico, indispensable en la oficina moderna, es foco de otro agente contaminante llamado electro polución. Los cables, conexiones, mandos y sistemas de transmisión de energía crean un campo electromagnético, que colisiona con el natural, lo cual provoca cansancio, irritabilidad y fatiga. Quienes trabajan largas horas frente a las pantallas de las computadoras son los más afectados por este fenómeno, sin contar con que su arma de trabajo también provoca malestares visuales, enrojecimiento e irritación en los ojos. Quiere más? La computadora también produce ionización con cargas positivas (los iones son partículas que se forman a partir de la disociación de una molécula, que puede tener carga negativa o positiva) lo que aparejado en quien la opera un aumento del estrés, agresividad depresión y tensión arterial. En varias empresas se ha reducido el tiempo que pasan las personas frente a las pantallas, debido a que se lo considera casi un trabajo insalubre.
LUCES Y SOMBRAS
La iluminación inadecuada produce una serie de trastornos. Los tubos fluorescentes difunden rayos ultravioletas, que reaccionan químicamente con el polvo que se halla en suspensión en el aire, dando lugar a un fenómeno denominado smog fotoquímico. Aparte, estos tubos parpadean imperceptiblemente, lo que produce una sobre excitación del sistema nervioso y tensión ocular. La luz natural es lo ideal para evitar estos trastornos pero a falta de esta, incluso la luz incandescente es mejor que los nocivos tubos. Como vemos, el organismo recibe fuego cruzado ni bien el individuo pone un pie en la oficina, pero el cuerpo no es el único damnificado.
Quienes deben pasar largas horas en un reducto agresivo sufren una serie de trastornos psicológicos, algunos de gravedad. Uno de los más recurrentes es la tecno fobia, o sea el sistemático rechazo consciente o inconsciente a los elementos informáticos y electrónicos, que hacen que el individuo se tome agresivo, ciclotímico y, en muchos casos, ineficiente. Pero las condiciones ambientales ejercen una importante influencia el comportamiento y en la salud mental. Lo que a simple vista aparece como una imponente edificación acero, cristal y hormigón, no es mas que una jaula alienante, que produce a sus moradores estrés, inquietud, presión, desasosiego e intranquilidad a causa de una sensación de perdida de control sobre el entorno, de pequeñez y de pérdida de identidad.
Las oficinas amplias, donde todos comparten un solo ambiente, produce dolores de cabeza, tal vez por la cotidiana falta de privacidad. Aquellas que se hallan muy compartimentadas producen una serie de sensaciones que pueden desembocar en claustrofobia, y la falta de una vista al exterior también es perniciosa. Una de las recomendaciones es salir a caminar si se tiene la oportunidad de hacerlo, en lugar de encerrarse en un bar. Lograr un desenchufe, aunque sea momentáneo, es todo un paliativo. Estos factores redundan en una notable pérdida de efectividad laboral, amén de los problemas de salud, por lo que los especialistas pugnan por una toma de conciencia al respecto. En nuestro país, se calcula que cerca del 85 por ciento de los oficinistas trabajan en ambientes cerrados y contaminados.
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¿UNA OFICINA ECOLOGICA?
Los esfuerzos para lograr un ámbito laboral no agresivo deben tener en cuenta muchos factores. En algunos casos, fue necesario cambiar todo el sistema de climatización para deshacerse de bacterias y hongos rebeldes.
En casos más contundentes, hubo que demoler. Es el caso del edificio Berlaymont, de Bruselas, debido a que la estructura tenia tanto amianto que pasar un día dentro de la construcción era casi una sentencia de muerte a largo plazo. Casos como estos se repitieron en todo el mundo, a punto tal que el amianto azul está prohibido como material aislante por su alto grado de toxicidad y por ser violentamente cancerígeno. Una limpieza a fondo con vapor reduce considerablemente los niveles de contaminación, como también los chequeos de la ventilación y la limpieza de las tuberías.
En muchos casos se han implementado medidas para hacer de la oficina un lugar más hospitalario y menos peligroso para la salud. Efectos sonoros tranquilizantes, aromas naturales esparcidos a través de los sistemas de ventilación, vistas panorámicas, recambio de los tubos fluorescentes por iluminación más adecuada, higienización a fondo, lapsos de descanso más amplios y verde, mucho verde. Las plantas causan un efecto físico y psicológico, ya que renuevan el oxígeno y son agradables a – la vista. Tienen un efecto calmante.
En muchos casos, el grado de polución – centro de una oficina es 10 veces superior al externo, pero la carencia de una legislación que regule este problema hace que su solución no sea fácil. Las deficiencias en la construcción, los materiales utilizados en la misma, las remodelaciones y la falta de mantenimiento e higiene son los factores principales que hacen que un lugar de trabajo se asemeja a una peligrosa aventura Es muy difícil escapar de los ataques de la oficina. Y el hecho de que sea el lunes el día en que peor nos sentimos no tiene sólo que ver con el comienzo de la actividad semanal. Durante el fin de semana, los equipos de aire acondicionado permanecen apagados, hay oscuridad y se junta polvo y otras sustancias. En ese lapso, en las tuberías y en cada rincón no muy limpio de la oficina se produce una orgía reproductora de virus y bacterias.
Cuando el lunes llegamos, luego de un fin de semana de descanso y desintoxicación, y todo se pone en funcionamiento, somos víctimas de un ataque virulento, feroz, y reaccionamos al síndrome de oficina enferma con los síntomas típicos del lunes: mal humor, cansancio, jaqueca, fatiga y toda esa serie de molestias tan características. Esta problemática puede llegar a ser grave si el sistema inmunológico no funciona del todo bien, o si se es alérgico o hipersensible a determinados factores. Es recomendable la ingestión de alimentos ricos en vitaminas A. E y C, como también en minerales para fortalecer las defensas. Si es alérgico, antialérgico adecuado a la alergia que padece, y evite ingerir café, ya que la cafeína deprime el sistema inmunológico, al igual que los dulces y las gaseosas
RESUMEN
HISTORIA CLINICA
EL ESPECIALISTA
DICCIONARIO
Amianto: Mineral filamentoso resistente a fuego y las altas temperaturas. Se utilizaba, en estos momentos esta prohibido su uso, como elemento interior de los divisores de oficinas y es altamente cancerígeno. En oficinas antiguas se puede encontrar presente
Electro polución: Contaminación producida por los artefactos que se conectan a una red. Estos general un campo electromagnético que afecta la salud.
Espora: Elemento reproductor de organismos inferiores, como algas, hongos, etc. Las esporas permiten la reproducción de microorganismos que causan enfermedades y resistentes a los cambios ambientales
Formaldehido: Gas de gran poder desinfectante que inhalado, puede producir daños en las vías respiratorias. Se lo suele utilizar, muy diluido, en diferente tipo da industria
PRICIPALES CONTAMINANTES DEL INTERIOR DE UNA OFICINA
Hongos | 33% |
Polvo en aire | 29 |
Humedad relativa baja | 26% |
Bacterias Patógenas | 10% |
Formaldehídos | 7% |
Escapes de gases | 5% |
Huno de cigarrillo | 4% |
Compuestos org. volátiles | 4% |
Humedad relativa alta | 3% |
Fibra de vidrio | 3% |
Ozono | 2% |
ASI ATACA LA OFICINA
SINTOMAS | AGENTES |
Irritación en los ojos | Químicos orgánicos |
Sequedad en la garganta | Químicos inorgánicos |
Catarro | Polen y Polvo |
Dolor de cabeza | Bacterias y virus |
Fatiga | Mohos y hongos |
Tos | Fibras |
Mucosidad | Humo de tabaco |
Alergias | Ozono |
Depresión | Humedad |
Mareos | Aire viciado |
Náuseas | Formaldehídos |
Estrés | |
Infecciones |
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Fuente Buena Salud