“El arte de la diplomacia es lograr que la gente vea las cosas como nosotros las vemos”.
Una historia sobre la importancia de aplicar esa máxima del arte de la diplomacia la representa Karl Benz en los inicios del automóvil.
Se dice que en 1886 Karl Benz conducía su auto en Berlín. Era el primer Mercedes Benz, nombre que le dio en homenaje a su hija Mercedes.
La máquina muy ruidosa generó mucho malestar entre los ciudadanos de dicha ciudad. Presionados, los funcionarios determinaron un límite de velocidad de 5,5 Km por hora dentro de las zonas urbanas.
Benz, empresario muy astuto, sabía que esta ordenanza era la pérdida de su automóvil, ya que así no podía competir contra los caballos.
Qué hizo Benz?: invitó a dar una vuelta en auto al intendente de la ciudad.
Circulando a la velocidad permitida, al pasar cerca de un carro el ruido del auto asustó a los caballos que salieron desbocados poniendo en riesgo la vida de los transeuntes. Inmediatamente el intendente le pidió a Benz que alcanzara al carro para detenerlo. Benz entonces le recordó que no podía circular a mayor velocidad por la vigencia de esa ordenanza.
Al poco tiempo esa ley se cambió para permitir circular a mucha más velocidad a los “carros sin caballos”.
Esta anécdota nos da una gran lección: “el arte de la diplomacia es lograr que la gente vea las cosas como nosotros las vemos”.
Fuente: Ing. Jorge Barral (Instituto Profesional de Enseñanza Superior).