Este tipo de intervención se denomina control biológico clásico: encontrar un depredador natural e introducirlo en un cultivo para frenar la propagación de una plaga.
La acción de una avispa de 1 mm ayudó a resolver un gran impacto financiero en el mercado mundial del almidón.
Los controles químicos resolvieron muchos problemas en las décadas de 1930, 1940 y 1950. Los agricultores no tenían que trabajar tan duro. Podría simplemente encontrar un aerosol y las plagas morían.
El problema con eso es que las especies de plagas se reproducen rápidamente, lo que significa que un individuo que es resistente a un pesticida puede producir crías resistentes muy rápidamente.
El uso exclusivo de productos químicos no es una estrategia sostenible a largo plazo.
Este es un método biológico y no contaminante en el cual debemos pensar para evitar o disminuir la destrucción de nuestro planeta.
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