Cada vez hay más sonidos en el ambiente, y cada vez más fuertes. Nuestra capacidad auditiva está cada vez más en riesgo. Por qué se produce la pérdida de la audición, cómo prevenirla?
Los sordomudos lo saben muy bien y lo utilizan: el lenguaje por gestos o señales es una habilidad para entenderse en un mundo que no pueden oír.
Pero, qué pasaría si todos nos tendríamos que entendernos por gestos y señales en todo lugar y momento?: estaríamos en caos. Estamos acostumbrados a comunicarnos por el sonido pues es el método más fácil para poder hacerlo. Podemos oír palabras, música, naturaleza. No hay lugar a dudas que la capacidad que tenemos de oír es muy valiosa y que necesitamos protegerla.
Para poder hacer la prevención adecuada es mejor entender la forma en que oímos y cómo nos afectan los sonidos que escuchamos.
El sonido se produce cuando una vibración produce en el aire un movimiento ondular. Las ondas se transmiten a través del aire a una velocidad aproximada de 400 metros por segundo. Al llegar a nuestra oreja, ésta las dirige al canal auditivo. A medida que se trasladan en él golpean el tambor, y éste vibra a su vez como respuesta. Las nuevas vibraciones atraviesan el oído medio, donde son amplificadas por pequeños huesos, hasta llegar al oído interno.
En el oído interno las vibraciones afectan a miles de pequeñas células pilosas (similares a los cabellos) que se conectan a células nerviosas sensitivas. Éstas, al ser estimuladas, emiten impulsos nerviosos eléctricos que se transmiten al cerebro por el nervio auditivo. Finalmente el cerebro traduce estos impulsos a sensaciones que llamamos “audición”.
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El sonido se mide en decibelios o decibeles. Las medidas por encima de 85 / 90 decibelios merecen ser consideradas como potencialmente peligrosas.
Algunos niveles típicos:
El sonido se puede medir con instrumentos llamados dosímetros que permiten determinar el nivel “puntual” en un instante, o los niveles de sonido absorbido en un tiempo determinado.
Hay tres clases de pérdidas de la capacidad auditiva:
La pérdida auditiva puede ser temporal o permanente. La temporal se produce luego de una exposición a niveles de ruido excesivos en un período corto de tiempo, y luego de un período de descanso se vuelve a la audición normal. Una pérdida permanente se produce cuando la persona se expone de manera repetida y continua a ruidos elevados.
Los sonidos repentinos y bruscos, tales como frenadas de vehículos o disparos de armas de fuego, producen sobresaltos que en general no producen daños del sistema auditivo. Los muy altos, de 120 decibeles o mayores, pueden provocar rotura del tambor y posiblemente dañar el resto del sistema auditivo.
La capacidad auditiva es un don maravilloso que, debido a que se utiliza diariamente, no se le presta mucha atención. Si un solo día realizamos todas nuestras actividades diarias con los oídos tapados la estaríamos protegiendo mucho mejor.
Consejos prácticos del Instituto Profesional de Enseñanza Superior
Fuente: Consejo Interamericano de Seguridad – CIAS